jueves, 9 de julio de 2020

Tras la pandemia… ¿UN MUNDO MEJOR?


Tras la pandemia… ¿UN MUNDO MEJOR?
Vivir como ser distinto y único entre iguales: Hannah Arendt
Francisco Márquez

Este año los idus de marzo para nuestra región llegaron cargados de una gran calamidad: una pandemia que se incuba en China, se traslada rápidamente a Europa y de allí a todo el planeta. Una nueva familia de virus, altamente contagiosa y letal, provoca alarmantes estragos en la salud pública de sociedades del primer mundo y ni que decir de los países en desarrollo, como eufemísticamente se nos llama. La alarma global cunde, las emergencias sanitarias no se dan abasto, el contagio avanza indetenible, víctimas mortales por doquier. Aparecen siniestros cuadros estadísticos que van dando cuenta de una crónica surrealista de terror. El mundo retratado en una escena apocalíptica.
Estrategias para enfrentar la pandemia
Una primera reacción de los especialistas recomendó el aislamiento social, como una forma inmediata de reducir la propagación de la enfermedad, evitando así mismo el colapso de los servicios sanitarios, habida cuenta del rápido incremento de contagios. Esto obligó a los distintos gobiernos a reducir al mínimo su capacidad productiva, paralizar sus energías en bienes y servicios, impactando así directamente en la economía.
Países con gran desarrollo tecnológico han echado mano a lo suyo. Dispositivos con sensores de información múltiple -big data-, veloz diagnóstico por medio de la masificación de pruebas, entre ellos. Los más, convinieron en una salida radical: el distanciamiento social y aislamiento. El cierre de escuelas, universidades, comercios; la paralización de servicios, medios de transporte y de producción, como reacción inercial. Punto de partida del otro monstruo: el desguace de la economía. Un monstruo aún más grande que el mismo virus.
Y, quizás, este sea el meollo de nuestra preocupación. A pesar de la crudeza reflejada en funestas cifras en un planeta perplejo y horrorizado, cabe pasar al análisis del efecto inmediato y de mayor trascendencia, sobre todo en países como el nuestro que durante décadas se ufanaron de su cercanía al primer mundo y de una sólida economía. El impacto de esta pandemia ha sido de tal magnitud que no existe economía en el mundo que no haya sentido sus estragos, reflejados principalmente, en sus respectivos sistemas de salud y empleo.
Más que una crisis sanitaria, una crisis económica
En nuestra región, salvo quizás Uruguay, esta pandemia ha corroborado nuestras falencias y crecimiento desigual. Huelgan comentarios sobre la corte de áulicos y corifeos neoliberales, ortodoxos a ultranza en cuanto al manejo macroeconómico, motivo de orgullo y engañifa patriotera; equidistante todo ello, de un manejo económico interno afín a las demandas de un estado-nación, de un proyecto nacional comprometido con los fines de la república. Henchidos y a un paso de la OCDE, afrontamos el inicio de esta pandemia con solo 100 camas UCI disponibles. Ello no es de extrañar: El gasto público en salud, como parte del crecimiento económico, ha aumentado levemente en las últimas dos décadas, llegando a un 3.2 % en 2017, última estimación que tiene la OMS de la Salud y el BM; frente al promedio mundial de 6 % y el de América Latina en 4.2 %.
Sea por la santidad del libre mercado, la corrupción sistémica de viejo arraigo o la miopía de una clase dirigente, por lo que fuere, hoy nos enfrentamos a una difícil realidad que ningún programa de ayuda podrá sostener esta debacle en ciernes. Algunos intentos de salvataje y ayuda social, persisten en una orientación en pro de la gran empresa. Resulta difícil torcer el brazo de un Estado artrítico ajeno a las demandas nacionales. Una reedición de lo que Basadre llamó la “prosperidad falaz”, en referencia a la era del guano. O más cerca, el cuento del “chorreo”.
¡No mueras, te amo tanto!
A pocas semanas de iniciada la cuarentena, fuimos sorprendidos por la súbita aparición de animales silvestres asomando de su hábitat natural aprovechando el aislamiento social. Escenas de una naturaleza supérstite nos infundió la esperanza del cambio, de una nueva sociedad, más humana y sensible. Salimos a aplaudir a policías y médicos. Se habló de un nuevo hombre, una nueva sociedad, como contraparte del confinamiento obligatorio. El reencuentro de la familia, mensajes catárticos, sentimientos de solidaridad y predisposición marcaron estos primeros momentos. ¡Bello! Y, de a pocos, los ánimos trocaron.
Del aplauso, pasamos a la vigilancia estricta del “toque de queda”. Fuimos testigos del desplazamiento a pie de cientos de ciudadanos intentando retornar a sus pueblos, castigados en sus economías más básicas; el colapso de los centros de salud, un mensaje presidencial cada vez más anodino, mucha voluntad y escasa eficacia. Tres meses y medio era demasiado: implosión total.
A estas alturas, los indicadores del BM son de espanto. Se prevé una caída del PBI mundial que oscila entre 5 y 8 % para este año, cifra superior al periodo de la Gran Depresión del 30; ampliando la base social de extrema pobreza. En nuestra región, el “modelo peruano”, apunta a un -12 % de recesión al cierre del 2020, frente a un -4.9 % de Chile, como referencia. Un panorama sombrío e incierto.
Conviene, finalmente, pensar en el futuro que nos espera. El sistema está en UCI, a contrapelo de un populismo galopante y radicalismos extremos, de izquierda y derecha. Una urgente necesidad de cambios profundos a todo nivel. Urge un Estado funcional a las demandas de la población. El ciudadano común intenta salidas, y qué mejor momento para priorizar lo colectivo, dejando atrás esta pertinaz anomia social.
Virus, muerte, abandono, crisis, miedo, estrés… una niñez restringida a breves espacios, adolescentes y jóvenes compelidos a sucesivas restricciones, minorías cada vez más postergadas, otra vez la corrupción, el problema del transporte… un cuerpo con arterias saturadas de trombos. Esto demanda de una terapia liberadora y centrípeta alrededor del ciudadano, de la satisfacción de sus necesidades no solo vitales, de la prevalencia de la microeconomía al orgullo de lo macro. El nuevo escenario de la educación online, el trabajo remoto, el mercado virtual, a mi juicio, forma parte de una nueva configuración de resiliencia social. Sin embargo, ello no es suficiente frente a la brusca caída de ingresos, desempleo y la persistencia de un Estado distante. Es el momento de la audacia y emergencia de fórmulas innovadoras que soporten el peso de un duro periodo.

INTERVENCION SOCIO COMUNITARIA, UN APORTE DESDE LA PSICOLOGIA FRENTE AL COVID-19.





INTERVENCION SOCIO COMUNITARIA, UN APORTE DESDE LA PSICOLOGIA FRENTE AL COVID-19.

Psi. Antonio Salmon Lara Ponce.

Palabras Clave: Pandemia, covid 19,

A partir de enero de 2020, cuando se conocieron los primeros casos del nuevo coronavirus (COVID-19), comenzaron a desplegarse, primero en China, y luego lenta y progresivamente en el resto del mundo, instancias de seguimiento y reacción al brote viral. El 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), organismo rector de Naciones Unidas para los temas de salud, declaró la pandemia. Los primeros casos de COVID-19 en América Latina y el Caribe se detectaron a comienzos de marzo, cuando se registraron los pacientes cero en varios países. En respuesta, todos los Gobiernos de la región han puesto en marcha medidas para frenar la propagación y varios de ellos han optado por la cuarentena y el confinamiento de las personas, en algunos casos de forma opcional y en otros obligatoria, mientras continúan abocados a la búsqueda de soluciones para detener la propagación del virus y mitigar sus efectos económicos y sociales. (CEPAL).
En este cuadro de estrechez fiscal, cuatro conjuntos de problemas relacionados con los sistemas de protección social acentúan los efectos de la pandemia. (cuadro presentado en informe de mayo 2020 de la CEPAL).
i)                Altas tasas de informalidad, aumento del trabajo por cuenta propia y brechas en el acceso a la protección social contributiva.
ii)              Pocos países cuentan con prestaciones de desempleo; en 2019, solo en ocho países de América Latina y el Caribe los trabajadores del sector formal tenían seguro de desempleo.
iii)             Los sistemas de protección social contributiva serán afectados financieramente por la mayor demanda de prestaciones de licencia por enfermedad por parte de los trabajadores del sector formal.
iv)             Será necesario ampliar los programas de protección social no contributiva que se financian con impuestos y apoyan a los más pobres a otras familias de bajos ingresos en riesgo de caer en la pobreza. La crisis sanitaria genera condiciones que exacerban la violencia de género, al tiempo que pone en evidencia la injusta organización social de los cuidados en la región donde se considera una externalidad y no un componente fundamental para el desarrollo. Los niños y las niñas que no pueden asistir a la escuela requieren cuidados que sobrecargan el tiempo de las familias, en particular de las mujeres, quienes dedican diariamente el triple del tiempo al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados en comparación con el que dedican los hombres a las mismas tareas. Más aun, las desigualdades de género se acentúan en hogares de menores ingresos donde las demandas de cuidados son mayores al tener más dependientes por hogar

Medidas anunciadas por los países para enfrentar la pandemia: Los países de la región han implementado medidas inmediatas para contener el virus, proteger la fuerza laboral y los ingresos de los hogares
 • Medidas de restricción y monitoreo de viajeros de zonas afectadas por el COVID-19.
 • Prohibiciones de vuelo (desde y hacia países específicos) y cierre de fronteras.
 • Aprendizaje a distancia y educación en el hogar (con asimetrías en la conectividad).
 • Distanciamiento social con cierre de restaurantes, bares, cines, promoción del teletrabajo y reducción del horario de oficina.
 • Fortalecimiento de la capacidad del sector de la salud en cuanto a camas, hospitales móviles y suministros médicos; la infraestructura de salud en la región está fragmentada y es insuficiente (poco más de dos camas por cada 1.000 personas).
 • Cuarentenas totales o parciales con acuerdos laborales que incluyen medidas legales para teletrabajo, reducción de horas de trabajo, introducción de horarios flexibles, vacaciones adelantadas y protección a los trabajadores de los despidos.
 • Protección de la fuerza laboral y de los ingresos mediante apoyo salarial para compensar pérdidas de ingresos con pagos adelantados, subsidios salariales o a través del fortalecimiento del seguro de desempleo, suspensión o reducción de los pagos de contribuciones de servicios de agua, gas y electricidad o a fondos de pensiones privados.
  • Protección social para reducir el impacto social en los más pobres mediante subsidios, transferencias de efectivo o pagos adelantados, programas sociales y mecanismos de protección social.
 • Apoyo financiero especial para pymes, otras empresas y el sector informal mediante la renegociación y la mejora de las condiciones de crédito bancario. Medidas monetarias, fiscales y sociales para evitar el colapso del sistema económico
• Medidas monetarias y financieras para preservar la liquidez de los bancos, apoyar el comercio y abordar deudas públicas y privadas; reducción de tasas de interés de los bancos centrales y apertura de líneas de crédito especiales, emisión de préstamos adicionales, ampliación de los plazos para el reembolso de los créditos (consumidores y empresas) o extensión de hipotecas.
 • Medidas fiscales que incluyen la flexibilidad para redirigir presupuestos estatales, proceder a la desgravación fiscal, retrasar los plazos de presentación de declaraciones de impuestos o exenciones de impuestos para ciertos sectores económicos;
• Medidas para preservar la capacidad productiva y crear condiciones para la reactivación de la actividad económica a través de mecanismos de liquidez para empresas, en particular para las pymes.
 • Medidas de expansión de los sistemas de protección social para llegar a trabajadores subempleados o autónomos, jóvenes, mujeres, niños, niñas y personas mayores. Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Ese es el panorama general que exige acciones para enfrentar desde la Psicología social comunitaria esta pandemia en el país es desde esa perspectiva que aquí planteamos algunas acciones, tanto de carácter social, como comunitario,
Estrategias sociales.
1.- Fortalecer el trabajo social y voluntario.
En esta etapa de la crisis y post Covid-19 es conveniente ir convocando, organizando y desarrollando capacidades de un cuerpo o masa de voluntarios que deberán ir a generar las acciones de promoción y prevención en los sectores mas empobrecidos de la población, asimismo para la asistencia directa de las necesidades básicas de ese sector de la población, esto debe articularse a los diversos niveles de gobierno, las oficinas de desarrollo social y de defensa civil en los gobiernos locales y regionales y el Ministerio de defensa desde el gobierno central,
El componente de Salud Mental es importante en esta etapa.
2.- Reingeniería en los programas sociales que apoyan a sectores vulnerables (urbano-rural).
Los programas sociales que están dispersos deben articularse, como son los del vaso de leche y comedores populares, así como los de desayuno escolar, los psicólogos deben trabajar aquí todos los aspectos ligados a generar hábitos alimenticios y de higiene adecuados en este grupo poblacional, tanto en el ámbito rural y urbano, así como aportar a la asociatividad y proyección a la sostenibilidad de estos programas a través de la auto gestión.
3.- Reingeniería en las acciones directas de mitigación en poblaciones vulnerables (urbano-rural).
En este momento es necesario trabajar los procesos de concientización de la población mas vulnerable y directamente impactada por la pandemia, no solo para brindar la información preventiva, sino el uso de los accesorios de prevención,  así como todo lo concerniente al distanciamiento social.
4.- Gestión de la movilización social y evaluación de su impacto en cada contexto y región.
Somos un país heterogéneo, bio diversos y pluri cultural, ello exige conocer los patrones culturales que generan la movilización social en cada región del país, los psicólogos deben ir desarrollando esos patrones conductuales que aporten a la toma de decisiones acorde con cada contexto socio cultural y económico.
5.-Gstión de la violencia social que se genera a partir de la recesión económica.
Es obvio que se nos viene una dura etapa de crisis económica, recesión principalmente, ello impactara principalmente generando desempleo y problemas con muchas empresas, por lo que es necesario ir organizando a la población a dos niveles, uno frente a la seguridad ciudadana, que exige una mayor presencia del ciudadano articulando su presencia con la policía nacional y el serenazgo, trabajando en los núcleos sociales de expulsión de violencia y criminalidad, desarrollando en esas zonas programas de Cultura de paz y de Buen Trato, así como desarrollando estrategias de mitigación productiva en dichas áreas, a nivel de desborde social, es necesario ir desarrollando programas de formalización de la población, así como de empleo temporal con obras locales de infraestructura básica a nivel urbano y rural, certificación de oficios y potenciar la agro exportación, que es una actividad de alta demanda de mano de obra,  en todas ellas el psicólogo debe desarrollar diversos programas de concientización y de desarrollo de habilidades blandas y de mejoramiento continuo.
6.-Trabajo con población migrante externo.
Frente a la migración de la ciudad al campo, el retorno de quienes ven la pobreza de nuestros pueblos, es mejor que la miseria de nuestras ciudades, actualmente la población se moviliza por no morir abandonado, solo, ante la incertidumbre (ni el suicida muere solo, deja una nota a su lado), hoy la seguridad que nos brinda el terruño es una conducta natural, por lo que el psicólogo social debe estar preparado para ese reencuentro y generar junto a ellos los procesos de reintegración y las oportunidades productivas a desarrollar. Aquí se puede integrar a la población de extranjeros en el país.
Estrategias comunitarias
1.- Desarrollo de las redes sociales virtuales para el apoyo socio emocional, a nivel urbano y rural.
La necesidad de desarrollar plataformas donde la presencia del psicólogo es importante para brindar soporte emocional, tanto a nivel individual, como grupal. El ser humano es un ser social , es su naturaleza.
2.-Apoyo en etapas de duelo y superación de la desesperanza aprendida desde los centros de salud comunitarias y trabajo volante.
La desesperanza aprendida es una actitud que se expresa ante la ausencia del Estado y las normas básicas de convivencia, factores que se presentaran en esta etapa post Covid-19, por ello la necesidad de la presencia del psicólogo social comunitario en campo, como pieza fundamental en ese proceso de atención primaria de atención que se debe impulsar.
3.- Programas de apoyo directo a la educación básica en comunidades rurales y periurbanas.
La necesidad de contar con la presencia del psicólogo social comunitario que aporte a el proceso de la educación remota, así como la articulación de la comunidad educativa a este proceso es importante.
4.- Generación de alternativas lúdicas, virtuales, presenciales y de recursos a nivel itinerante y puntos de referencia.
Organizar e implementar en áreas públicas o espacios comunales los centros juveniles, para integrar a la niñez y jóvenes a la organización y formación de nueva dirigencia y liderazgo, para la promoción de nuevas formas de convivencia social.
5.- Presencia del psicólogo social comunitario en actividades de desarrollo social, promoción y prevención a todo nivel.
El desarrollo de una Cultura preventiva pasa por la generación de programas específicos y esa es una acción a todo nivel de intervención en las políticas de Salud Pública que se deberían de implementar.

Es obvio que estas propuestas son enunciados a desarrollar con mayor amplitud y se dan en un determinado contexto, esperamos a futuro ampliarlas y profundizarlas. 










miércoles, 8 de julio de 2020

Sentido Numérico

EL SENTIDO NUMÉRICO
Jorge Florián Alva



Diversos estudios dan cuenta de la existencia tanto en humanos adultos, infantes y animales no humanos de la capacidad de un Sentido Numérico (en adelante SN), conceptualizado como un “sistema dedicado a la percepción de la numerosidad, al número de objetos dentro de un campo de visión particular y caracterizado por ser sensible a las distintas modalidades sensoriales” (Burr, Anobile y Arighi, 2017, p.8). Asimismo, este sistema procesaría de forma intuitiva otras magnitudes como la distancia y el tiempo (Butterworth, Gallistel y Vallortigara, (2017). De esta forma, Dehaene (2001) propone que este sistema ha evolucionado en las especies y ha tenido un desarrollo progresivo, con el fin de que éstas cuantifiquen su entorno y tomen decisiones que les permitan una mejor adaptación y supervivencia.

Los estudios anteriormente mencionados y otros confirman que tanto humanos adultos e infantes y animales no humanos cuentan con la habilidad del SN, biológicamente preestablecida que les permite procesar de forma rápida e intuitiva magnitudes numéricas no simbólicas, e inclusive presentadas bajo distintas modalidades sensoriales y de distinto formato.

Las investigaciones relacionadas al SN se han realizados en 2 campos, los comportamentales y los de neuroimagen. Los estudios comportamentales pueden ser de enumeración y comparación. Los de enumeración consisten en presentar conjuntos de elementos no simbólicos y el sujeto debe verbalizar el número de elementos observados; las investigaciones señalan la existencia de dos mecanismos, subitización y estimación; el primero permite procesar de forma rápida y exacta matrices de hasta 4 elementos, mientras la estimación permite el procesar matrices mayores a 4 elementos de forma que los errores y los tiempos de reacción aumentan conforme las magnitudes numéricas son mayores. Los indicadores de eficacia se establecen en base a los niveles de errores y los tiempos de reacción, los cuales van disminuyendo con la edad del sujeto (Kaufman, Lord, Reese y Volkman (1949); Jense, Reese y Reese (1950); Mandler y Shebo (1982); Cantlon, Brannon, Carter & Pelphrey, (2006). Estudios en monos rhesus mediante la técnica de “violación de la expectativa” señalan la capacidad de estos para detectar la variabilidad de las magnitudes (Hauser, 2000). Igualmente, Brannon y Terrace (1998) exploraron la capacidad de discriminar y extrapolar numerosidades en monos Rhesus previamente entrenados en presionar tarjetas en una pantalla táctil, siguiendo el orden numérico correcto, primero la tarjeta con un objeto, luego la tarjeta con dos y así sucesivamente hasta cuatro. Después de este entrenamiento, los monos fueron evaluados mediante bloques de tarjetas con numerosidades de cinco a nueve. Los monos rápidamente generalizaron su comportamiento de ordenación de menor a mayor a esta nueva presentación de números.

Con relación a los estudios comportamentales de comparación, los cuales consisten en presentar de forma simultánea o secuenciales 2 matrices con elementos no simbólicos, una con una cantidad y de un color y la otra con distinta cantidad y de otro color; el sujeto debe determinar cuál de las matrices contiene más elementos. Las investigaciones reportan dos efectos, el de distancia y el de tamaño. El primero refiere a que los tiempos de reacción y los errores disminuyen a medida que las distancia entre los elementos de ambas matrices aumenta (Ej. 3 vs. 5:  3 vs. 7); el efecto tamaño indica que los tiempos de reacción y los errores tienden a aumentar en relación con el tamaño de las magnitudes aun cuando se mantiene la distancia (Ej. 4 vs. 6: 7 vs. 9). Los indicadores de eficacia se establecen mediante la proporción entre las magnitudes de las matrices (Ej. 2 vs. 3; ratio= 2/3=0,66) y por la fracción de Weber (w= (3-2) /2= 0,5). En relación con el desarrollo de los humanos se ha encontrado que estos indicadores muestran un desarrollo de acuerdo con la edad, así los infantes de corta edad presentan ratios de eficiencia alrededor de 0,50 y en adultos se sitúan en aproximadamente en 0,90; mientras que w en infantes se ubica aproximadamente en 1 y en adultos cerca de 0,13 (Halberda & Feigenson 2008; Barth, Kanwisher & Spelke, 2003).

En relación con investigaciones en animales, los experimentos de Hausser (2000) en monos Rhesus muestran que estos se muestran eficientes en las ratios 0.5 y 0.6, pero no 0.8; por lo tanto, la eficacia en monos al igual que humanos e infantes, se relaciona a la ratio de las numerosidades. Cantlon y Branon (2007) en un estudio comparativo entre humanos y monos Rhesus en una tarea de suma simbólica encuentran que los primeros se muestran más eficientes y con menores tiempos de reacción, pero señalan que estas se modulan para ambos casos atendiendo a la ratio de las magnitudes, mientras más cercanas a 1 se mostraban menos eficientes y con tiempos de reacción mayores. Agrillo, Piffer, Bisazza & Butterworth (2012), investigaron la capacidad de discriminación en peces guppy y compararon los resultados obtenidos con los de humanos adultos. Reportan para ambos grupos respuestas similares en función a la ratio; para el caso de magnitudes pequeñas correspondientes al proceso de subitización (1-4 elementos) la ratio no juega un papel fundamental, es decir muestran rendimientos similares para ratios de 0.2 a 0.8; contrariamente en la discriminación de grupos grandes (>4 elementos) en ambas muestras la eficiencia disminuye en función a la ratio conforme este se acerca a la unidad.

Presentados los resultados de estos estudios, podemos decir que compartimos con otros animales la capacidad de detectar, manipular y utilizar magnitudes numéricas no simbólicas, lo cual sugiere la idea de una capacidad transversal, vital, y específica para el tratamiento de aspectos cuantificables de nuestro entorno y que al sentir de Darwin a jugado un papel fundamental en el desarrollo y supervivencia de las especies, de lo cual se desprende el nombre para esta capacidad: SENTIDO NUMÉRICO.

 

Referencias bibliográficas

 

Burr DC, Anobile G, and Arrighi R. (2017). Psychophysical evidence for the number sense. Phil. Trans. R. Soc. B 373: 20170045.

Butterworth., B. Gallistel., CR. Vallortigara G. (2017). Introduction: The origins of numerical abilities. Phil. Trans. R. Soc. B 373: 20160507

Dehaene, S. (2001). Precis of The Number Sense. Mind & Lenguage. 6(1). p. 16-36 Mind & Language, 16(1), 16–36.

Kaufman, E., Lord, M., Reese, T., and Volkman, J. (1949). The Discrimination of Visual Number. The American Journal of Psychology, 62(4), 498-525

Jensen, E. M., Reese, E. P., & Reese, T. W. (1950). The subitizing and counting of visually presented fields of dots. The Journal of Psychology, 30(2), 363-392.

Mandler, G., & Shebo, B. J. (1982). Subitizing: an analysis of its component processes. Journal of Experimental Psychology: General, 111(1), 1.

Cantlon, J. F., Brannon, E. M., Carter, E. J., & Pelphrey, K. A. (2006). Functional imaging of numerical processing in adults and 4-y-old children. PLoS Biol, 4(5), e125.

Brannon, E. M., & Terrace, H. S. (1998). Ordering of the numerosities 1 to 9 by monkeys. Science, 282(5389), 746-749.

Halberda, J., & Feigenson, L. (2008). Developmental change in the acuity of the" Number Sense": The Approximate Number System in 3-, 4-, 5-, and 6-year-olds and adults. Developmental psychology, 44(5), 1457.

Barth, H., Kanwisher, N., & Spelke, E. (2003). The construction of large number representations in adults. Cognition, 86(3), 201-221.

Hauser, M. D. (2000). What Do Animals Think About Numbers? Many animals have basic numerical abilities, but some experiences can transform their minds and ultimately change how they think about numbers. American Scientist, 88(2), 144-151.

Cantlon, J. F., & Brannon, E. M. (2007). Basic math in monkeys and college students. PLoS Biol, 5(12), e328.

Agrillo, C., Piffer, L., Bisazza, A., & Butterworth, B. (2012). Evidence for two numerical systems that are similar in humans and guppies. PloS one, 7(2), e31923.

 

 





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